El cibercrimen cuesta ya 600 mil millones de dólares a la economía mundial. Y las amenazas móviles son uno de los principales quebraderos de cabeza de la industria, que aumentan en número y sofisticación. En 2017, el número total de malware móvil aumentó un 55%, según un estudio de McAfee. Pero el malware no es su único problema. «Los dispositivos móviles tienen cada vez nuevas funcionalidades, más que los ordenadores tradicionales: desde redes sociales a banca electrónica y ahora también el manejo de carteras de criptomonedas», afirma Raj Samani, Chief Scientist de McAfee y experto en ciberseguridad. Y no solo dispositivos móviles, IoT (Internet de las Cosas), está conectando nuestra casa, nuestro coche, y en definitiva, nuestra vida a internet.
¿Qué buscan los ciberdelincuentes en nuestros dispositivos? ¿Y en nuestros datos? La respuesta a todas las preguntas siempre es la misma. «El dinero. Los cibercriminales persiguen el dinero», explica Samani, quien advierte de que los dispositivos pueden valer cientos de miles de dólares (y no está hablando del dispositivo en sí, si no de los datos que se pueden obtener de él).
«Nos enfrentamos a un escenario en el que los criminales no tienen que abandonar su país para lanzar un ciberataque global, es más, ni si quiera tienen que abandonar su habitación»
Del ransomware a las criptomonedas
El ransomware (ciberataques que secuestran los archivos de un dispositivo a cambio de un rescate económico), ha sido uno de los protagonistas del sector de la ciberseguridad durante los últimos dos años. Sin lugar a duda, la alta rentabilidad ha sido el principal factor de su crecimiento. «Nosotros hemos hablado con algunos de los desarrolladores de campañas de ransomware y los hemos preguntado: ¿Por qué haces esto?, y nos responden: porque es rápido, es barato, es fácil de hacer y no me van a pillar«, explica Samani.
Sin embargo, la tendencia está cambiando. El minado ilegal de criptomonedas y el robo de criptodivisas de carteras le están ganando terreno. ¿El motivo? No puede ser otro… «Porque da más dinero». Y es que el incremento del valor del Bitcoin durante el último trimestre de 2017 ha provocado que los ciberdelincuentes se centren en el secuestro de criptomonedas a través de una amplia variedad de métodos, incluidas las aplicaciones maliciosas de Android.
«Nos estamos enfrentando a un problema del siglo XXI con herramientas del siglo XIX»
El Internet de las Cosas, y de las amenazas
Casas conectadas, hogares inteligentes, coches IoT… La llegada de todas estas nuevas tecnologías de Internet de las Cosas a nuestras vidas es una realidad. Samani alerta del peligro que supone la llegada de todas estas nuevas tecnologías al hogar, ya que muchas de ellas no están diseñadas teniendo en cuenta que el cibercrimen tiene su ojo puesto en ellas. «Cualquiera en su garaje puede crear dispositivos IoT y empezar a venderlos, literalmente», lamenta. «Hay muchos fabricantes que piensan en la seguridad, que también hay otras que no han pensado en ella. En casa tendremos dispositivos que nos están escuchando y monitorizando, y que no tienen ningún tipo de seguridad».
Ante esto, el experto sostiene que somos nosotros, como consumidores, los que tenemos que asegurarnos de que tienen esa seguridad, añadiéndola si es necesario.
«La gente piensa en seguridad como un problema meramente tecnológico, pero tiene un impacto global, es uno de los mayores retos que tenemos en la actualidad como sociedad«. Para acabar con esto, Samani advierte de la necesidad de «trasladar a la gente la ciberseguridad en un lenguaje que entienda, y que comprenda la importancia de todo esto».
«Quiero vivir en un mundo en el que entre en mi coche y no esté secuestrado por ransomware. Si no hacemos algo, este es nuestro futuro. tenemos que hacer algo ahora», afirma el experto. «Nos encontramos en un escenario en el que los criminales no tienen que abandonar su país para lanzar un ciberataque global, es más, ni si quiera tienen que abandonar su habitación. Nos estamos enfrentando a un problema del siglo XXI con herramientas del siglo XIX«.
Como usuarios, ¿qué podemos hacer?
Aunque pueda parecer que está lejos de nuestro alcance, sí podemos poner medidas. «Como padre, siempre tengo algún software de control parental, y cuando voy a un sitio público no uso la wifi pública, o si lo hago me conecto a través de una VPN. Sí que hay mucho que podemos hacer como usuarios».
Samani se lamenta que uno de los problemas de la seguridad es que es algo en lo que se piensa «después» de que haya ocurrido algo. «Eso es lo que hay que cambiar».