Menor riesgo, mayor eficacia y más facilidad de monetización. Esos son algunos de los ingredientes que están provocando un aumento de las técnicas de cryptojacking o minado de criptomonedas entre los ciberdelincuentes.
Así lo revela un reciente estudio de McAfee que analiza el crecimiento y las nuevas tendencias en malware, ransomware y amenazas cibernéticas durante el primer trimestre de 2018. En esta investigación han detectado una media de cinco nuevas amenazas por segundo, además de un importante crecimiento del cryptojacking y otros tipos de malware de minería de criptomonedas. Así, en la red «los criminales han adoptado la minería de criptomonedas para monetizar su actividad criminal”, apunta Raj Samani, chief scientist en McAfee.
Estas técnicas incluyen el secuestro de navegadores de las víctimas y la infección de los sistemas para extraer cripromonedas como Bitcoin.
Esta clase de malware para minar criptomonedas ha crecido durante el primer trimestre de 2018 un 629%. De las 400.000 muestras conocidas del último trimestre de 2017 se ha aumentado a más de 2,9 millones de muestras detectadas en los tres primeros meses de 2018.
Máxima rentabilidad
Este tipo de malware diseñado para minar criptomonedas sin el conocimiento de la víctima, puede actuar de diversas formas. En algunas técnicas, tan solo funciona cuando el usuario está utilizando un navegador para conectarse a la red que ha sido infectado. En otras ocasiones, se instala en el dispositivo un tipo de software malicioso (malware) específico, que infecta el equipo para usar su capacidad de procesamiento para minar esas monedas virtuales.
Es decir, que consiguen recaudar sin tener que depender de terceros ni de las propias víctimas para monetizar sus acciones. Es más, estas no detectarán más que la ralentización del dispositivo en cuestión, por lo que son difíciles de detectar y pueden permanecer mucho tiempo en el equipo.
Los cibercriminales, según apunta la investigación de McAfee, se mueven a las actividades que maximizan sus ganancias. Y ese es precisamente el caso de la minería. La evolución del ransomware, que, aunque rentable, sí requiere de una mayor interacción por parte de la víctima.
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