La digitalización ha traído cambios evidentes a nuestra manera de comportarnos, al modo en que nos intercomunicamos afectando incluso a cómo trabajamos o utilizamos bienes y servicios. Las relaciones, ya sean comerciales, laborales o personales, han pasado a desarrollarse en la red, con todo lo que conlleva respecto a rapidez, seguridad y globalización (en el sentido de acceder a cualquier recurso, bien o servicio que queramos sin importar las distancias).

La mayor parte de estas interacciones a nivel global se realizan en internet, para lo que contamos con dos herramientas fundamentales: los navegadores y las aplicaciones, si bien es cierto que los servicios que proporcionan estas últimas también pueden ser accedidos mediante un navegador “convencional”.

Parece evidente, por tanto, que deberíamos prestar especial atención al uso de los navegadores, a cómo nos comportamos en internet y a las precauciones que tomamos cuando estamos haciendo uso de ellos. Es lo que se suele conocer como navegación segura.

Y es que los riesgos a los que nos enfrentamos cada vez que nos lanzamos a explorar la web o a acceder a nuestras redes sociales o servicios de uso habitual, pueden ser muy importantes, pudiendo llegar a poner en riesgo nuestra privacidad, nuestros datos y nuestra propia seguridad.

Lo primero que deberíamos tener en cuenta a la hora de navegar es la propia conexión que utilicemos.

Si nos conectamos desde nuestra propia conexión en casa o la oficina, normalmente no hay problemas, pero aun así deberíamos tener en cuenta algunos aspectos.

Para empezar, el router debería estar siempre configurado con seguridad WPA/WPA2 que es, hoy por hoy, la más segura.

todo cuanto hacemos en un navegador queda almacenado en el mismo

Deberíamos haber cambiado, además, dos contraseñas: la de acceso al router en sí (a su panel de administración) y la de la red wifi. Es importante cambiarlas para no tener problemas de accesos no consentidos a nuestra red.

Si estamos fuera de casa o la oficina y tenemos que conectarnos a la red, lo más seguro sería hacerlo siempre a través de la tarifa de datos de nuestro smartphone. Solo así tendremos la completa seguridad de que no tendremos sustos de ningún tipo.

Las redes públicas y/o abiertas no deberíamos utilizarlas y, en ningún caso, si vamos a utilizar servicios de banca online o cualquier otro servicio en el que tengamos que introducir usuario y contraseña. En caso de que no tengamos más remedio que hacerlo, la recomendación es cambiar las credenciales usadas tan pronto lleguemos a una red segura.

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El siguiente paso es la elección del modo del navegador. Debemos saber que todo cuanto hacemos en un navegador queda almacenado en el mismo: búsquedas, páginas visitadas, preferencias en las páginas, datos introducidos en formularios… todo queda registrado y almacenado. Salvo que lo configuremos para que no lo haga o utilicemos el “modo de incógnito” que todos los navegadores tienen incorporado. De ese modo, se minimizarán los datos que se almacenan.

los ciberdelincuentes están al acecho en busca de víctimas confiadas

Y, ¿por qué es peligroso que se almacenen? Pues porque del mismo modo que los tenemos nosotros disponibles para “facilitarnos” navegar en otra ocasión, también están accesibles para cualquiera que utilice el equipo después de nosotros o para alguien que pueda acceder al mismo mediante, por ejemplo, una red WiFi pública o un troyano enviado en un mail.

Tanto si usamos el modo incógnito, como si no, es una muy buena práctica borrar todo el contenido del navegador (historial, cookies y todo lo almacenado) antes de cerrarlo. Especialmente y de manera imperativa si nos hemos conectado desde un ordenador compartido o público.

Estamos a unos pocos clics de una navegación segura

Durante la navegación por internet deberemos seguir las recomendaciones habituales respecto al cuidado con las páginas que visitemos, con los pop-ups que nos puedan aparecer ofreciéndonos aplicaciones, ofertas o cualquier otro servicio “sugerente”, con los archivos que descarguemos y con los enlaces a los que accedamos.

El sentido común debe ser prioritario a la hora de navegar. A pesar de ello seguimos viendo gente que cree que le puedan regalar unas RayBan por compartir un anuncio o un iPhone por hacer clic en un enlace. Es evidente que lo único que persigue esa publicidad es que sigamos el enlace correspondiente para o bien hacerse con nuestros datos personales o instalarnos algún tipo de malware (normalmente escondido en forma de “plugin necesario para ver el contenido”).

Además de todo lo que hemos comentado, es, no ya recomendable sino que diríamos imprescindible, tener una solución antivirus instalada en todos nuestros dispositivos.

Sí, hemos dicho en todos; los móviles también.

Y sí, ese todos también incluye a Apple.

Todos los usuarios de cualquier sistema operativo deberían cerciorarse de llevar a cabo una navegación segura. Debemos ser conscientes de que los ciberdelincuentes están constantemente al acecho en busca de víctimas confiadas a las que, mediante un engaño fácil, les roban información personal, fotos, accesos a sus redes o se hacen con el control de sus dispositivos. Siempre con la intención de extorsionar y chantajearles a posteriori.

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