El teletrabajo en España ha pasado de estar en pañales a verse como un modelo en auge con diversas ventajas: la productividad de las empresas mejora a la vez que se reducen los desplazamientos y el impacto medioambiental, se favorece el asentamiento de población en el medio rural y se estimula la capacidad de conciliar. Ha tenido que ser una pandemia la que nos demuestre que el cambio es posible.

Tanto es así que en nuestro país hemos pasado de poco más del 8% de empleados que, al menos ocasionalmente, trabajaba a distancia en 2019, a lograr un 34% durante los meses de confinamiento. En los últimos diez años y según los datos recogidos por el Boletín Económico del Banco de España, el trabajo a distancia creció tan solo un 2,4%, siendo el punto de inflexión la crisis sanitaria que estamos viviendo.

Las circunstancias obligaron a un cambio radical sin planificación, pero lo cierto es que ese mismo contexto ha puesto sobre la mesa una serie de posibilidades que en España no se habían abordado de manera determinante hasta la fecha. La prueba está en la recién estrenada ley del trabajo a distancia, una herramienta para regular y proteger al trabajador que, de manera voluntaria, reversible y acordado con su empresa, desempeñe sus funciones fuera del centro habitual.

En la actualidad y en base a las cifras que figuran en la Encuesta de Población Activa (EPA) se estima que el 30% de todos los empleos se podrían desarrollar desde casa, llegando a alcanzar el 50% en 2030; el 60% de técnicos y profesionales de apoyo, directores, gerentes, profesionales científicos e intelectuales podrían teletrabajar; y el 45% de empleados del área de contabilidad, administrativos y otros empleados de oficina también podrían sumarse a este modelo de trabajo.

Los datos expuestos a nivel nacional concuerdan con las tendencias a nivel internacional. Según las cifras que maneja Cisco, el número de personas que teletrabajó durante el confinamiento en los países desarrollados se multiplicó por cinco, mientras que en el “Informe sobre ciberseguridad en el trabajo 2020” la compañía estadounidense Fortinet estima un cambio a largo plazo hacia el teletrabajo (casi el 30% de las organizaciones encuestadas esperan que más de la mitad de sus empleados continúen trabajando a distancia a tiempo completo después de la pandemia).

¿Qué supone este cambio de paradigma para las empresas?

Como decíamos al principio, de la noche a la mañana muchos ciudadanos se vieron obligados a trabajar desde casa sin planificación previa. Esto, además de ser un problema para el empleado, que quizá no contaba con los recursos necesarios para desarrollar correctamente sus funciones, también lo fue para la empresa, que probablemente no tuvo margen para invertir en equipos informáticos, en formación o en ciberseguridad, ésta última ocasionando perjuicios diversos a la compañía.

Por eso Cisco ha puesto de relieve los retos a los que se enfrentan los negocios españoles para llevar a cabo esta transformación acelerada de manera eficaz. Por un lado, será vital efectuar inversiones en soporte tecnológico para los trabajadores y mantener el nivel de servicio y satisfacción de los clientes. Por otro lado, el reto social se orienta a impulsar las reuniones por videoconferencia y los canales sociales de chat para compensar la falta de relación interpersonal.

Cisco prevé, al mismo tiempo, más inversión en servicios Cloud de videoconferencia y colaboración y herramientas de productividad. Fortinet añade el extra de la ciberseguridad, confirmando que el 60% de las empresas tienen previsto invertir más de 250.000 dólares en seguridad en el trabajo en los próximos dos años. La implicación de cada negocio será crucial para que podamos hablar en el futuro de un modelo de teletrabajo exitoso.

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