A tan solo unos días de “la vuelta al cole” todos los debates continúan abiertos en cuanto a las extraordinarias medidas que los centros han de tomar para prevenir la Covid-19. Entre ellas, no se descarta la posibilidad de desarrollar parte del curso de forma telemática o indagar en modelos de semipresencialidad. Ante la más que posible popularidad de estas propuestas para el inicio del curso escolar se hace necesario trabajar en la prevención de riesgos y abordar la ciberseguridad con el respeto que merece.
Según el informe “El estado de la seguridad en la nube 2020” publicado por Sophos Iberia, hasta un 57% de las empresas españolas han sufrido ciberataques, y casi tres cuartas partes de las organizaciones que alojan información en la nube pública han experimentado algún incidente de seguridad en el último año. Las conexiones entre los hogares de los estudiantes y los servidores de los centros educativos no se libran de esta circunstancia, pues los ciberdelicuentes aprovechan cualquier resquicio para sacar tajada. Este confinamiento, sin ir más lejos, ha sido el caldo de cultivo perfecto, pues el uso de pantallas por parte de menores de edad se incrementó en casi un 70%, utilizándolas, por cierto, una media de 90 minutos diarios.
¿En qué consisten esas amenazas?
Vistas las cifras en cuanto al uso de dispositivos, no es de extrañar que las amenazas se multipliquen debido al uso descontrolado e imprudente de la red. El año pasado Save the Children elaboró el informe “Violencia Viral”, donde explican que los tipos de violencia virtual más comunes dirigidos a menores son la exposición a contenidos de carácter sexual o violento (51%) y el ciberacoso (40%).
En tercera posición encontramos el online grooming o ciberembaucamiento, una técnica empleada por adultos que se hacen pasar por personas de la edad de la víctima para ganarse su confianza, obtener información o material audiovisual y así chantajearle. Otros riesgos de ciberseguridad en el ámbito familiar y el curso escolar son la ingeniería social, el sexting o la sobreexposición en las redes sociales.
Dado que la violencia online es tan real como la física o la emocional y que sus consecuencias son igual de dañinas (depresión, ansiedad, baja autoestima, dificultad para hacer amistades…), conviene establecer sistemas de vigilancia para proteger a los más pequeños de la casa a la vez que lo hacemos con datos e información sensible.
Entonces, ¿qué podemos hacer exactamente?
La educación telemática o semipresencial, como decíamos, puede favorecer el aumento de los ciberataques, pero la buena noticia es que hay una serie de claves, facilitadas por Sophos Iberia, que nos ayudarán a atajar el problema durante el curso escolar.
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Concienciar a los menores de la importancia de usar contraseñas para proteger su privacidad.
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Es fundamental controlar los sitios a los que acceden, principalmente en su tiempo de esparcimiento, para intervenir con rapidez en caso de toparse con situaciones peligrosas.
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Proteger los dispositivos con el Control Parental Web e implementar un antivirus que sirva para prevenir el malware.
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Dedicar tiempo a configurar correctamente el control parental Web es esencial. El 52% de los menores no tenían restricciones para acceder a internet, tal y como expone Save the Children en su informe. No basta con la limitación de las horas y la explicación de los riesgos, es necesario ir un paso más allá y seleccionar, por ejemplo, categorías de filtro apropiadas.
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Controlar el uso que hacen de las redes sociales, pues aquello que se sube a internet es difícil de eliminar de manera fiable.
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Su información puede ser tu información. Es absolutamente vital proteger datos bancarios, empresariales o contraseñas, pues los niños usan, a menudo, los dispositivos de sus padres.
Save de Children ofrece algunas soluciones más en su ya citado informe, entre ellas la iniciativa “Pantallas Amigas”, que nació en 2004 con el objetivo final de capacitar a niños, niñas y adolescentes para que se muevan por la red de manera autónoma y saludable. En definitiva, se trata de extremar las precauciones para que la ciberseguridad no engorde la lista de preocupaciones en el nuevo curso que está a punto comenzar.