La vuelta al cole siempre trae consigo una lista de preocupaciones extra para las familias. A la compra de material escolar, el proceso de adaptación a los horarios, deberes… se unen viejos y recurrentes problemas que van tomando formas novedosas potenciados por las nuevas tecnologías. Sin embargo, gracias a estos mismos instrumentos, los recursos para atajar comportamientos como el ciberacoso crecen y están al alcance de centros educativos y familias. Entre esos recursos encontramos los que brinda el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).
Este curso han puesto en marcha una campaña de concienciación a través de su área “Internet Segura For Kids”. En esta ocasión ha puesto el foco de atención en el problema del ciberacoso, facilitando a padres, madres y docentes estrategias para abordar el tema tanto en casa como en las aulas. La razón por la que esta institución, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, se centra en el ciberacoso, tiene que ver con las cifras recogidas en los últimos años: según Unicef, sólo entre diciembre de 2018 y enero de 2019 un 6,9% de los estudiantes españoles reconoció haber sufrido ciberacoso; en 2017 fueron denunciados 1.054 casos de acoso escolar; además, el teléfono contra el acoso escolar recibió, entre noviembre de 2017 y octubre de 2018, 12.800 llamadas.
¿Cuáles son los síntomas que presenta una víctima de ciberacoso?
Visibilizar el problema ha hecho que las familias sean más conscientes de los peligros a los que están expuestos sus hijos y que los centros integren en sus propuestas educativas actividades para prevenirlos. No obstante, aún hay mucho camino por recorrer, y observar y escuchar pueden ser un buen primer paso. Así suelen actuar los menores víctimas de ciberacoso:
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Durante su tiempo libre, los niños y niñas se muestran más alegres por poder realizar actividades que les gustan, reunirse con sus amigos… Sin embargo, una víctima de ciberacoso está triste sin motivo aparente y no muestra interés por acudir a actividades con otras personas de su edad.
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Reducen considerablemente el uso del móvil o al revés, aumentan el tiempo que pasan conectados a internet y demuestran una repentina ansia por su privacidad.
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También se les observa nerviosos, irritables e incluso agresivos si alguien trata de acceder a su teléfono.
Una reacción calmada para generar confianza en el menor, así como dejar que se exprese y escuchar su versión, son los modos de intervenir que debemos tener presentes en un primer momento. Posteriormente, consejos como aumentar la privacidad en redes sociales, no seguir cuentas de acosadores o bloquear a personas que hacen del insulto su forma habitual de comunicarse conforman las claves más sencillas a tener en cuenta.
Recursos de INCIBE
El INCIBE trabaja, entre otras cosas, facilitando material con el que poder trabajar tanto en el ámbito familiar como en el educativo. Los contenidos de la campaña que ya está en marcha se dividen en tres bloques:
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“Ciberacoso entre menores”: se centra en saber cómo hablar del tema con los menores y hacerles conscientes de que su papel para frenarlo es fundamental.
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“Un curso sin ciberacoso”: este bloque se dirige a los centros educativos con el fin de promover buenos hábitos entre los alumnos.
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“Reacción en comunidad”: su finalidad es saber qué hacer en caso de ser víctima de ciberacoso.
Entre las llamadas recibidas al teléfono 017 de ayuda en ciberseguridad de INCIBE, el ciberacoso ha sido uno de los temas más consultados. Según los datos que maneja esta institución, el 33% de los menores con edades comprendidas entre los 12 y los 17 años reconoce haber sufrido algún tipo de acoso.
La situación se complica aún más si tenemos en cuenta que esta forma de maltrato continúa más allá de las aulas, pues el uso de Internet y las redes sociales son otras vías por las que se cuelan dichos comportamientos. Implicarse en la prevención es esencial, y con el comienzo del nuevo curso tenemos la oportunidad de afrontarla desde diferentes escenarios.
Recursos de ciberseguridad para hablar y compartir en familia