¿Están mis conversaciones a salvo con los nuevos términos y condiciones de WhatsApp? ¿A qué información podrá tener acceso a partir de ahora Facebook? ¿Debería cambiarme de aplicación de mensajería? Igual en las últimas semanas te has planteado estas o similares cuestiones, y no es para menos con el revuelo que se ha montado.
Probablemente el aviso para que aceptes las nuevas condiciones ya te haya saltado, pero lo mejor, como siempre, es ponerse al corriente de pros y contras antes de hacerlo. Puedes consultar las actualizaciones visitando su sitio web, aunque lo más importante que debes saber es que tus mensajes continuarán estando cifrados.
¿Dónde está el problema entonces?
Las dudas surgen en los pasos que la compañía está dando para integrar sus diversas plataformas. Según Pablo San Emeterio, experto en ciberseguridad, los cambios van enfocados a objetivos comerciales, y nos lo explica con un ejemplo muy sencillo:
«A través de las fotos de Facebook o datos del perfil de un usuario de Facebook puedes deducir que su trabajo es vender leña. También conoces el número de teléfono de esa persona en Facebook. Gracias a WhatsApp, conoces qué números de teléfono interactúan habitualmente con el vendedor de leña y puedes suponer que un alto porcentaje de los números de teléfono que interactúan de forma esporádica con el mismo contactan para comprar leña».
Es así como la empresa puede mostrar a todos esos usuarios anuncios de terceros que venden leña. Que nuestra información personal es un producto comercial no es nada nuevo, aunque parece que desde hace un tiempo empezamos a ser conscientes de lo que esto significa.
«WhatsApp es propiedad de Facebook desde hace más de ocho años, pero en general se ha podido ver como una aplicación separada de Facebook. Puede que este paso en la integración sea algo que los usuarios no vean con buenos ojos», explica San Emeterio.
Tu privacidad a cambio del servicio
¿Desembocará la desconfianza en un alto número de personas que opten por otros servicios de mensajería? Los datos responden: Telegram suma 25 millones de altas nuevas en 72 horas, mientras que Pablo San Emeterio asegura que ya le han llegado mensajes de usuarios que abandonan WhatsApp a pesar de que «sería difícil indicar alguna plataforma de servicio gratuito que lo esté haciendo mejor. Casi todas están pensadas para soportar un negocio de forma similar a WhatsApp».
No olvidemos que cuando un servicio es gratuito es porque nosotros proporcionamos material altamente valioso. «Hay muchos ordenadores, gastos en electricidad, comunicaciones y sueldos de profesionales que trabajan en ellas. Los recursos económicos necesarios para poder mantener estas infraestructuras y generar beneficios tienen que venir de alguna forma que los usuarios no ven y esto suele ser gracias a su información privada», explica el experto.
Es por eso que la publicidad segmentada es un filón que las redes sociales en general y las de Facebook en particular, no han parado de adaptar para atraer anunciantes.
La actualización de las condiciones, en teoría, no debería afectar a los ciudadanos europeos por el Reglamento General de Protección de Datos. Sin embargo dicha normativa «no impide, siempre que los usuarios den su consentimiento, que sus datos puedan ser tratados con diversos fines en cualquier parte del mundo».
¿Qué dice WhatsApp al respecto?
WhatsApp ha salido al paso de las críticas surgidas durante estas semanas aferrándose a la idea de que la aplicación no puede leer los mensajes de los usuarios ni escuchar sus llamadas. Afirman desde sus perfiles en medios sociales que los contenidos que se intercambian seguirán siendo privados con encriptación de extremo a extremo, y para aplacar el descontento la compañía ha decidido retrasar sus planes de negocio hasta mayo. El objetivo, según dicen, es que todos tengamos el tiempo necesario para contrarrestar y entender los nuevos términos.
A toda esta situación de confusión se suma una nueva oleada de bulos sobre el supuesto uso que los propietarios de WhatsApp harán de las imágenes que compartimos. No han tardado en publicarse noticias desmintiendo tal circunstancia, con lo que insistimos en la necesidad de agudizar el olfato antes de creer cualquier cosa o de tomar decisiones en base a opiniones y publicaciones de dudosa intencionalidad.