Ha pasado de ser algo sobrevenido e inevitable a formar parte de la ‘nueva normalidad’. El teletrabajo irrumpió en nuestras vidas así como lo hizo la pandemia, y un año y medio después ya no suena a reto imposible ni a capítulo pasajero en nuestra cotidianidad.

Los desafíos, por otra parte, se han tornado en oportunidades: menos horas perdidas en desplazamientos o mayores posibilidades de conciliación son solo algunas de las ventajas que han venido de la mano de su práctica. Hasta una ley tuvo que ser desarrollada para que tanto empresarios como trabajadores tuvieran claros derechos y obligaciones. Superados ciertos escollos, la preocupación a día de hoy sigue siendo el peligro existente en el ámbito de la ciberseguridad.

La percepción del aumento de la vulnerabilidad se traduce en que el 30% de los españoles asegura haber recibido algún ciberataque desde el comienzo de la pandemia, llegando al 50% si nos centramos exclusivamente en aquellos que teletrabajan. Así lo refleja una encuesta realizada por Sophos, de cuyos datos se extraen otras conclusiones no menos llamativas. Tal es el caso del phishing, que se postula como amenaza habitual alcanzando el 30% del total de ataques recibidos.

Pero si algo bueno traen consigo estas alarmantes cifras es que el 88% de los trabajadores dice haber adoptado cambios en busca de una mayor seguridad. Entre esos hábitos integrados encontramos, por ejemplo, la aplicación de las actualizaciones con mayor regularidad, el cambio frecuente de contraseñas, la realización de copias de seguridad y la protección de los dispositivos empresariales evitando que los usen personas ajenas a la empresa. Como decíamos al principio, la irrupción de la pandemia no dejó margen a la planificación en el plano laboral. Dadas las circunstancias, a los teletrabajadores no les quedó más remedio que actuar como sus propios responsables de TI, dándole forma a una nueva ciberconciencia en pos del control de los riesgos.

Las propias empresas también han ido asumiendo medidas excepcionales a raíz de la crisis sanitaria. O al menos eso es lo que ha percibido el 94% de los teletrabajadores españoles encuestados por Sophos. La instalación de antivirus de nueva generación, las actualizaciones de seguridad, el refuerzo de las conexiones remotas y el establecimiento de los teléfonos de contacto directo con el departamento de TI son los protocolos adoptados según los encuestados. A pesar de los esfuerzos, el 25% considera que su empresa no cuenta con las suficientes medidas de seguridad; siete de cada diez confirma no haber recibido formación en ciberseguridad.

Ciberconciencia: las amenazas no acaban al llegar las vacaciones

Como vemos, la percepción de un mayor riesgo y la necesidad de prevenir las amenazas existen, aunque la ciberseguridad es una carrera de fondo para la que no sirve un único remedio, sino una suma de buenas prácticas. Todas ellas deben tenerse frescas en la memoria incluso durante las vacaciones de verano, pues puede darse el caso de que todavía tengamos acceso a información crítica de las empresas a través de nuestros dispositivos móviles.

Para evitar males mayores, los expertos recuerdan la importancia de la ciberconciencia, crear contraseñas largas y únicas para cada cuenta y utilizar la autenticación multifactor. Igual de necesario es instalar los parches y las actualizaciones de seguridad que facilitan los proveedores tecnológicos, así como actualizar los sistemas operativos de los smartphones y descargar aplicaciones de tiendas oficiales.

Por otro lado, los puntos de acceso abiertos y gratuitos deben emplearse con precaución, reduciendo su uso a lo imprescindible y cerrando sesión al acabar. A esto se añade la actitud de desconfianza ante emails o SMS no esperados cargados con recompensas imposibles. Son con frecuencia la puerta de acceso a la instalación de ransomware.

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