El Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial se presenta marcado por una rápida transformación tecnológica y una profunda incertidumbre económica. En este escenario, el mundo además se enfrenta a dos amenazas de gran importancia: el cambio climático y los conflictos bélicos. Sin embargo, en este informe, uno de los temas que destaca con especial relevancia como riesgo global es el auge de la desinformación y la influencia de esta en la sociedad actual.
En un mundo donde los titulares desalentadores trascienden fronteras y se viralizan de manera constante, las sociedades, que han experimentado debilitamientos tanto políticos como económicos en los últimos años, se encuentran en una posición frágil. Esta fragilidad se manifiesta de manera preocupante cuando se trata de riesgos acelerados, como la desinformación y la información errónea, que encuentran un terreno fértil para su difusión.
La desinformación y la información errónea encabezan la lista de los 10 principales riesgos este año 2024. Ya no se requiere un conjunto de habilidades especializado. Ahora, las interfaces fáciles de usar para modelos de inteligencia artificial a gran escala han permitido una explosión de información falsificada y contenido «sintético», desde la clonación de voces hasta sitios web falsos. Para combatir estos crecientes riesgos, los gobiernos están comenzando a implementar regulaciones nuevas con el objetivo de controlar tanto a los creadores de desinformación en internet y contenido ilegal.
La regulación incipiente de la inteligencia artificial generativa probablemente complementará estos esfuerzos de regulación y control. Por ejemplo, los requisitos en China de marcar el contenido generado por IA pueden ayudar a identificar información falsa, incluida la desinformación involuntaria a través de contenido creado por IA. Sin embargo, en general, la velocidad y efectividad de la regulación es poco probable que coincida con el ritmo de desarrollo de esta nueva tecnología.
El contenido creado de forma artificial influenciará a las personas, dañará economías y romperá sociedades de diversas maneras en los próximos dos años. La información falsificada podría utilizarse para diversos objetivos, desde el activismo climático hasta la escalada de conflictos. También proliferarán nuevas clases de delitos, como la pornografía deepfake no consensuada o la manipulación del mercado de valores.
Desconfianza electoral
En los próximos dos años, cerca de tres mil millones de personas acudirán a las urnas en diversas economías, incluyendo Europa, Estados Unidos, India, Reino Unido, México e Indonesia. La presencia de desinformación y desinformación en estos procesos electorales podría dañar seriamente la legitimidad real y percibida de los gobiernos recién elegidos, poniendo en riesgo la inestabilidad política, la violencia y el terrorismo, así como una erosión a largo plazo de los procesos democráticos.
Según el informe, la desinformación se personalizará cada vez más para sus destinatarios y se dirigirá a grupos específicos, como las comunidades minoritarias, y se difundirá a través de plataformas de mensajería más opacas como WhatsApp.
La identificación de la desinformación generada por inteligencia artificial en estas campañas no será sencilla, ya que la diferencia entre el contenido generado por IA y el generado por humanos se está volviendo más difícil de descifrar, tanto para personas digitalmente alfabetizadas como para mecanismos de detección.
Polarización y división de la sociedad
La conexión entre desinformación y polarización social es evidente, siendo percibidos por los encuestados del informe como riesgos estrechamente vinculados que tienen el potencial de amplificarse mutuamente.
En sociedades divididas, la tendencia a confiar en información que refuerza las creencias personales, ya sea verídica o falsa, se hace más evidente. Como se analizó en el Informe de Riesgos Globales del año anterior, estas consecuencias pueden ser importantes, llevando a la polarización no solo en cuestiones políticas, sino también en la percepción de la realidad, lo que representa un desafío serio para la cohesión social y la salud mental.
La influencia de canales de información manipulados se extiende a través de temas que van desde la salud pública hasta la justicia social, la educación y el medio ambiente, alimentando y dando lugar a situaciones como el sesgo y la discriminación en el ámbito laboral, protestas violentas, crímenes de odio e incluso actos terroristas.