¿Recuerdas los días escolares? Horas interminables que parecían eternas, donde los estómagos rugían hasta la hora del almuerzo. Sin embargo, la realidad actual dista mucho de aquella. En el aula, ya no se pasan «notitas», sino que se envían mensajes por WhatsApp, y captar la atención de los estudiantes es todo un desafío.
Este cambio no se limita al ámbito escolar, sino que se extiende también a la universidad. La irrupción de TikTok ha revolucionado la enseñanza, obligando a maestros y profesores a competir contra algoritmos para captar la atención de sus alumnos. Ahora, para obtener una respuesta, en lugar de recurrir a libros o motores de búsqueda, los estudiantes consultan a ChatGPT.
Estos cambios impulsan investigaciones en todo el mundo para mejorar el proceso de enseñanza, conscientes del desafío ante el que nos encontramos y de que la educación de hoy determina el futuro de un país mañana. Sin embargo, resulta inevitable que nos preguntemos por los nuevos desafíos en cuanto a privacidad y seguridad que involucran las investigaciones con inteligencia artificial dentro del aula.
Precisamente en España, se está llevando a cabo una investigación en esa dirección, abordando el tema de la atención en clase. Personalmente, estoy contribuyendo a este proyecto desde la Universidad de Alicante con mi tesis doctoral, enfrentando grandes desafíos al realizar modelos de inteligencia artificial que requieran de la menor cantidad posible de datos personales.
Este proyecto promete mejorar la educación de los estudiantes, llevándolos al próximo nivel. Midiendo y prediciendo la atención de los estudiantes durante la clase. Esto vislumbra un futuro donde los alumnos tendrán acceso a tutores virtuales basados en LLMs (modelos de lenguaje de gran tamaño), capaces de responder a dudas de manera personalizada y adaptarse al temario del profesor.
De hecho, en pocos meses realizaremos una estancia en la Universidad de Tokio (top 27 del mundo) por parte de algunos compañeros para ver cómo podemos mejorar las actividades propuestas por los docentes al alumnado, individualizando los ejercicios propuestos para cada estudiante.
En este escenario ideal, los profesores pueden centrarse en mejorar sus clases con retroalimentación instantánea. Si la atención disminuye, se muestra un vídeo para recuperarla. Si es alta, se pospone el descanso. Gracias a la revolución de los LLMs, los tutores personales estarán disponibles las 24 horas del día a un precio accesible, transformando las aulas en espacios de atención constante y personalizada.
Esta adaptación tecnológica también tiene un impacto positivo en los resultados académicos, reduciendo el número de suspensos y elevando el nivel educativo. Lo mejor es que esta transformación no está limitada a países con recursos económicos abundantes, sino que es accesible para cualquier nación.
Estamos presenciando una revolución educativa impulsada por la tecnología, que no solo modifica las dinámicas de enseñanza y aprendizaje tradicionales, sino que también plantea importantes desafíos que requieren de investigaciones profundas y colaborativas a nivel mundial.
Autor: Luis Marquez Carpintero
https://mypublicinbox.com/luismarquezEs
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