El sector agroalimentario es un pilar fundamental de la economía global, pero también se enfrenta desafíos como cualquier empresa digitalizada. La Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas (Coexphal) ha tomado la iniciativa de establecer el primer Centro de Ciberseguridad Agroalimentario, para combatir y prepararse ante las crecientes amenazas cibernéticas que ponen en riesgo a empresas y cooperativas del ámbito.
La digitalización del sector agroalimentario ha traído consigo numerosos beneficios en términos de eficiencia y gestión. Sin embargo, este avance no está libre de riesgos. En los últimos cinco años, se ha observado un incremento significativo en la cantidad de clientes y plataformas que exigen compartir información a través de la nube. Esta nueva realidad ha expuesto al sector a amenazas como la suplantación de identidad, pedidos falsos y alteraciones en el proceso de digitalización.
El Centro de Ciberseguridad Agroalimentario se sitúa en el Centro de Innovación Tecnológica (CIT) de Coexphal, localizado en la Ciudad del Transporte del municipio de La Mojonera, en Almería.
Creación del Centro de Ciberseguridad Agroalimentario
Ante esta situación, Coexphal ha impulsado la creación del primer Centro de Ciberseguridad Agroalimentario. Este centro surge de la necesidad de adoptar medidas de seguridad fuertes que protejan la información crítica del sector. La iniciativa cuenta con el apoyo tecnológico de SEIDOR, una empresa especializada en soluciones de tecnología de la información, que ofrece asesoramiento y soporte a las empresas que buscan fortalecer su seguridad cibernética.
La estrategia para mejorar la ciberseguridad en el sector agroalimentario se estructura en tres fases principales. La primera fase implica un chequeo y estudio detallado de la estructura informática y de comunicaciones de la empresa solicitante. Posteriormente, SEIDOR realiza un análisis para determinar las medidas de prevención óptimas, guiando a las empresas bajo la normativa de la ISO 27001, un estándar internacional para la gestión de la seguridad de la información. Finalmente, la certificación de esta norma se realiza a través de Agrocolor, asegurando que las empresas cumplan con los estándares más altos de seguridad.
Una vez implementadas las medidas de seguridad, se lleva a cabo un proceso de pruebas basado en la metodología de prueba-error. Este enfoque tiene como objetivo garantizar que los sistemas sean lo suficientemente fuertes para enfrentar incidentes inesperados y, en caso de fallo, activar rápidamente mecanismos de respuesta efectivos.
Ana María Robles, directora de Certificación de Sistemas de Gestión y Área de Sostenibilidad de Agrocolor, ha destacado la importancia de que las empresas reconozcan el valor de este servicio. Disponible 24 horas al día, 7 días a la semana, el servicio ofrece no solo protección, sino también la posibilidad de implementar medidas de seguridad desde cero, sin necesidad de alterar los sistemas informáticos existentes ni los procedimientos de trabajo de cada empresa.
Tipos de ciberataques en el sector agroalimentario
Los ciberataques en el sector agroalimentario se manifiestan de varias maneras, cada una con el potencial de causar un daño considerable. Los ataques de ransomware, por ejemplo, pueden bloquear el acceso a sistemas críticos, exigiendo un rescate para su liberación. Esto no solo paraliza la producción y afecta la cadena de suministro, sino que también conlleva pérdidas económicas significativas.
Otro método común es el phishing y la suplantación de identidad, donde los ciberdelincuentes buscan acceder a sistemas críticos mediante el engaño, frecuentemente dirigido a empleados a través de correos electrónicos fraudulentos.
Los ataques a la cadena de suministro, por su parte, se dirigen a proveedores más pequeños, que a menudo carecen de defensas cibernéticas fuertes, permitiendo así a los atacantes una vía de acceso a las redes de empresas más grandes.
Por último, las alteraciones en el proceso de digitalización pueden llevar a la manipulación de datos y sistemas de control de procesos, resultando en la producción de alimentos inseguros o la interrupción de los procesos de fabricación, evidenciando así la amplia gama de riesgos cibernéticos a los que se enfrenta el sector.