El Día Mundial de la Protección de Datos llega en un momento clave en el que las amenazas digitales no dejan de crecer. Los ciberataques a empresas y organizaciones alcanzaron cifras récord en 2023, con el ransomware como uno de los protagonistas.
Según un informe de Check Point Research, los ataques globales aumentaron un 38% respecto al año anterior, afectando a empresas de todos los tamaños y sectores. En este contexto, la protección de datos no es solo una medida defensiva, sino un elemento estratégico para garantizar la continuidad y la confianza en los negocios.
El papel de la ciberseguridad en la transformación digital
Rubén Olmeda, CEO de Let’s Marketing, subraya que la ciberseguridad es un pilar fundamental en cualquier iniciativa tecnológica. “En la transformación digital de una empresa, la protección de datos cumple dos funciones esenciales: garantizar la confianza de los clientes en que su información estará protegida y asegurar que el desarrollo de la actividad no se paralice por problemas de seguridad. Cualquier incidente puede detener un negocio por completo en un entorno digital”, destaca Olmeda.
El crecimiento de tecnologías como la inteligencia artificial y el Internet de las Cosas ha multiplicado las oportunidades de innovación, pero también los riesgos. Según el equipo de investigación de amenazas de Proofpoint en declaraciones exclusivas para Bitlifemedia “las soluciones tradicionales de prevención de pérdida de datos ya no son suficientes. El auge de herramientas como ChatGPT o sistemas IoT ha ampliado enormemente la superficie de ataque, aumentando la complejidad de proteger los datos en entornos multicanal”. Esto obliga a las empresas a actualizar constantemente sus estrategias de ciberseguridad.
Errores comunes en la gestión de datos
La gestión adecuada de los datos sigue siendo un desafío para muchas empresas. Los expertos coinciden en que los errores más comunes están relacionados con la negligencia y la falta de controles internos. José de la Cruz, director técnico de Trend Micro Iberia, señala que “uno de los mayores problemas es la falta de visibilidad sobre qué datos maneja una organización, dónde se almacenan y quién tiene acceso a ellos”.
Además, prácticas como compartir contraseñas, enviar información sensible a través de correos electrónicos no seguros o caer en ataques de phishing siguen siendo las principales causas de brechas de seguridad. “Las personas son el eslabón más débil en la cadena de ciberseguridad”, advierte Olmeda. Por ello, desde Let’s Marketing, han implementado un sistema propio, Let’s System, y realizan hasta tres workshops anuales con expertos para mantener a su equipo actualizado sobre los riesgos y las mejores prácticas de seguridad.
Ransomware: una amenaza en constante evolución
El ransomware sigue siendo uno de los mayores desafíos. Este tipo de ciberataque, que bloquea el acceso a los datos hasta que se paga un rescate, afecta gravemente a empresas de todos los tamaños. Según datos de Sophos, en 2023 el 66% de las organizaciones a nivel mundial fueron víctimas de ransomware. De estas, el 46% pagó el rescate, aunque muchas nunca recuperaron completamente sus datos.
La prevención es clave para minimizar los riesgos. Las empresas deben asegurarse de tener políticas robustas de seguridad, como copias de seguridad regulares, autenticación multifactorial y sistemas de monitorización avanzados. Sin embargo, la rapidez de respuesta también es crucial en caso de un ataque. “Cada minuto que pasa sin detectarse una brecha de datos amplía la superficie de ataque y los daños potenciales”, advierten desde Proofpoint.
La formación como herramienta de defensa
Concienciar a los empleados sobre los riesgos es tan importante como implementar herramientas tecnológicas. Olmeda destaca que “la mayoría de las brechas de seguridad se producen por errores humanos. Nosotros entregamos un manual detallado a los nuevos empleados y realizamos formaciones periódicas para mantenerlos actualizados”.
Esta inversión en cultura organizacional no solo previene incidentes, sino que también fortalece la confianza entre los equipos. Además, las grandes plataformas tecnológicas, como Google o META, contribuyen a la seguridad implementando filtros adicionales, como bloqueos automáticos en dispositivos no autorizados y verificaciones en dos pasos.
Inteligencia artificial e IoT: nuevas oportunidades y riesgos
Las tecnologías emergentes están transformando la manera en que se manejan los datos, pero también generan nuevas preocupaciones. “La inteligencia artificial plantea retos porque muchas veces accede a información confidencial para realizar tareas rutinarias. Si estos datos llegan a modelos como ChatGPT, podrían terminar siendo utilizados de forma indebida”, explican desde Proofpoint.
Por otro lado, el IoT ha multiplicado los puntos de entrada para los ciberdelincuentes. Desde cámaras de seguridad hasta electrodomésticos conectados, cada dispositivo puede ser una puerta abierta para un ataque. “Esto hace imprescindible que las empresas revisen constantemente sus estrategias de detección y prevención de brechas de seguridad”, añade De la Cruz, “y es que estas tecnologías emergentes, tienen un gran impacto en la privacidad de los datos, tanto en términos de oportunidades como de riesgos. En el caso de la IA, aunque representa una herramienta poderosa para optimizar procesos, también puede convertirse en una fuente de problemas si no se maneja con cuidado. Un ejemplo común es el uso indebido de datos sensibles, como compartir información de clientes con herramientas de IA para generar informes sin aplicar controles adecuados”.
Cómo responder a una brecha de datos
Cuando se produce una brecha, la velocidad de respuesta es determinante. Los expertos recomiendan actuar en tres pasos clave.
Detener la amenaza. Identificar los dispositivos comprometidos y aislarlos de la red para evitar una mayor propagación.
Investigar el origen. Analizar cómo ocurrió el ataque y qué sistemas o usuarios fueron vulnerados.
Actualizar las defensas. Implementar medidas adicionales para prevenir incidentes similares en el futuro.
Además, mantener una comunicación transparente con los clientes afectados es esencial para minimizar el daño reputacional y restaurar la confianza.
En un entorno cada vez más digital e interconectado, la protección de datos no es solo una cuestión técnica, sino una prioridad estratégica para las empresas. Tal como señala Olmeda, “la seguridad de la información es la base de la confianza del cliente y el motor que permite a las empresas avanzar en su transformación digital”.
El Día Mundial de la Protección de Datos es una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos y reforzar el compromiso con la ciberseguridad. Porque en un mundo cada vez más peligroso, proteger los datos no es una opción, es una necesidad.