Estamos a pocas horas de que los Reyes Magos dejen sus regalos a los niños y entre esos regalos no faltarán los juguetes conectados. Sin embargo, junto con sus beneficios, surgen preocupaciones críticas sobre su seguridad, especialmente en un mundo donde la ciberseguridad es cada vez más relevante. Según un reciente estudio, dos de cada diez juguetes conectados presentan vulnerabilidades que podrían comprometer la privacidad y seguridad de los menores. Conoce los fallos más habituales en estos productos.

La transformación digital no solo ha alcanzado a los adultos, sino también a los más pequeños. Los juguetes conectados permiten interactuar con aplicaciones móviles, acceder a internet y, en algunos casos, utilizar inteligencia artificial para responder a preguntas o ejecutar comandos. Estas características han hecho que muchos padres los elijan como herramientas educativas y de entretenimiento.

Sin embargo, la conexión a internet y la capacidad de recopilar datos hacen que estos dispositivos sean un objetivo atractivo para los ciberdelincuentes. Las marcas suelen priorizar la experiencia del usuario y el precio competitivo, dejando en segundo plano la seguridad de los datos y la privacidad.

Uno de los casos más sonados fue el de un oso de peluche conectado que grababa conversaciones. Los datos se almacenaban en la nube, pero un fallo en la seguridad del servidor permitió que terceros accedieran a estas grabaciones. Otro caso involucró un dron para niños que podía ser controlado de forma remota debido a la falta de protección en su sistema de conexión.

Principales vulnerabilidades detectadas

Los problemas de seguridad en juguetes conectados pueden ser diversos, pero entre los más comunes se encuentran:

  1. Conexiones Bluetooth sin protección: Muchos juguetes no cuentan con cifrado en sus conexiones Bluetooth, lo que permite que cualquier dispositivo cercano pueda interceptar las comunicaciones.
  2. Credenciales predeterminadas: Algunos juguetes vienen con contraseñas predefinidas que no pueden ser cambiadas, facilitando el acceso no autorizado.
  3. Falta de actualizaciones de software: La ausencia de parches de seguridad deja expuestos a los juguetes a vulnerabilidades conocidas.
  4. Recopilación de datos excesiva: Algunos dispositivos recopilan información personal como ubicación, voz o hábitos de juego, sin informar adecuadamente a los usuarios.

Riesgos para los menores

Las consecuencias de estas vulnerabilidades van más allá de un simple fallo técnico. Entre los riesgos más preocupantes se incluyen:

Exposición a ataques cibernéticos. Un juguete con una conexión Bluetooth insegura o un software obsoleto puede ser explotado por hackers para acceder a dispositivos conectados en la misma red. Esto no solo compromete el juguete en sí, sino también otros dispositivos como ordenadores o smartphones.

Violaciones de la privacidad. La recopilación de datos, especialmente cuando incluye grabaciones de voz o ubicación, pone en riesgo la privacidad de los menores. En casos extremos, esta información podría ser utilizada para el acoso o incluso el secuestro.

Contenido inapropiado. Algunos juguetes conectados permiten acceder a internet, lo que, sin controles adecuados, podría exponer a los niños a contenido inapropiado o peligroso.

Manipulación del comportamiento. La inteligencia artificial integrada en algunos juguetes puede ser utilizada para influir en el comportamiento de los menores. Por ejemplo, un hacker podría modificar las respuestas de un juguete para incluir mensajes dañinos o erróneos.

Cómo proteger a los niños

Aunque los riesgos son reales, existen medidas que los padres pueden tomar para minimizar los peligros:

  1. Investigar antes de comprar: Antes de adquirir un juguete conectado, los padres deben investigar la reputación de la marca y las características de seguridad del dispositivo.
  2. Actualizar regularmente: Asegurarse de que el juguete tenga la última versión de su software puede prevenir muchos problemas de seguridad.
  3. Cambiar contraseñas predeterminadas: Si el dispositivo lo permite, cambiar las credenciales de acceso es esencial.
  4. Desconectar cuando no esté en uso: Apagar el juguete o desconectarlo de internet cuando no esté en uso reduce las posibilidades de acceso no autorizado.
  5. Utilizar redes seguras: Evitar conectar el juguete a redes wifi públicas y optar por redes privadas protegidas con contraseña.

 

Periodista especializada en ciberseguridad y tecnología. Mi enfoque se centra en analizar mundo de las aplicaciones y la seguridad especialmente en redes sociales. Con un interés constante en informar sobre avances, riesgos y sin olvidar la importancia de la prevención, busco compartir información precisa y comprensible para el usuario.

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