El cifrado de datos y el bloqueo de dispositivos son las consecuencias directas de un tipo de amenaza de ciberseguridad que no para de crecer. No hay duda: el ransomware encontró su campo abonado en la pandemia. Hay investigaciones que apuntan a que su incidencia desde la crisis sanitaria se ha incrementado en un 90%, y según señalaban distintas organizaciones a finales de 2020 iba a ser una de las tendencias indiscutibles en el presente año.

Los efectos en las empresas son de sobra conocidos (la reputación en entredicho, las pérdidas económicas millonarias…). Solo el 9% de las compañías españolas obtienen la calificación de expertas en cuando a la manera en la que previenen y resuelven incidentes y el 40% reconoce haber pagado el rescate de un ataque de ransomware, según el último informe de Hiscox.

Pero lejos de lo que pueda parecer, los usuarios de a pie también somos, con más frecuencia de lo que imaginamos, víctimas de estos ataques. Este otro informe de Kaspersky pone algunos datos relevantes sobre la mesa, colocando la lupa en la predisposición a ceder a los chantajes a cambio de recuperar la información robada.

El estudio, realizado a 15.000 usuarios de todo el mundo, revela que un 32% de las víctimas de ransomware en España pagó un rescate el año pasado. El porcentaje, aunque alto, es notablemente inferior a la media global, un 56%. Los usuarios más propensos a pagar son aquellos con edades comprendidas entre los 35 y los 44 años. Los mayores de 55 años se muestran más reacios.

El miedo a perder definitivamente la información sustraída es la baza con la que juegan los ciberdelincuentes. Sin embargo, ceder a la extorsión no es la mejor estrategia para librarse del problema. En nuestro país solo el 11% de los afectados restauró sus datos comprometidos (independientemente de si pagaron).

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No pagues, alimentas al monstruo

Los expertos en ciberseguridad y autoridades apuntan en la misma dirección: no pagues el rescate tras un ataque de ransomware. Es la única manera de cortar el crecimiento exponencial del que este tipo de amenazas goza en la actualidad. Como te comentábamos, pagar no significa que vayas a recuperar tus datos. Además, si una vez pagaste, ¿por qué razón no volverías a hacerlo? Ellos lo saben y tratarán de aprovecharse. ¿Qué hacer entonces?

  • Ponerlo en conocimiento de las autoridades denunciándolo.

  • Tratar de averiguar el nombre del troyano para que los expertos lo tengan más fácil a la hora de ayudarte.

  • Recurrir a herramientas gratuitas para descifrar diferentes tipos de ransomware, tal y como te explicábamos aquí. Te recordamos también que el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) está a nuestra disposición en el teléfono gratuito 017.

Si te cuentas entre los afortunados y no has sufrido un ataque hasta ahora, céntrate en prevenirlos. No hagas clic en enlaces o descargues archivos de remitentes desconocidos. Los especialistas inciden además en la importancia de no introducir en nuestros ordenadores dispositivos de almacenamiento extraíbles si no sabemos su procedencia, y disponer de alguna solución de ciberseguridad. Un último consejo: hacer una copia de seguridad contribuirá a que este tipo de ataques se conviertan progresivamente en menos lucrativos para los delincuentes.

Si el ransomware te preocupa desde el punto de vista empresarial, recuperamos este artículo para aportarte una perspectiva más amplia. La forma en la que resolvemos posibles situaciones de peligro marca la diferencia entre alimentar o matar de inanición al monstruo. Tú decides.

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