Lo tenía todo. El apoyo de una de las mayores empresas tecnológicas del mundo, conectividad total con el resto de las exitosas aplicaciones de la compañía y constantes mejoras y actualizaciones. La plataforma social de Google se ha resistido a desaparecer desde su creación en 2011, a pesar de que nunca ha llegado a tener éxito real entre los usuarios.

Según algunos estudios recientes, solo cuenta con 212 millones de usuarios activos, lo que supone alrededor de un 10% del total. Para hacernos una idea, Facebook tenía en enero de este año cerca de 2.167 millones de usuarios activos en un mes.

De sus 2 mil millones de usuarios, muchos ni siquiera sabían que lo eran

Lo curioso es que Google Plus tiene más de dos mil millones de usuarios, que se dice pronto. El truco, es que son usuarios “a la fuerza”: todo aquel que tenga una cuenta de Google (ya sea para usar Gmail, Google Drive o simplemente un Android), automáticamente tendrá asociada una cuenta de Google Plus. La obligatoriedad puede que haya sido uno de sus errores. A nadie le gusta que le obliguen a tener un perfil en una red social en la que no quiere estar. O en la que ni siquiera sabe que está.

El segundo posible fallo puede deberse a la comunicación. De esos dos mil millones de usuarios, muchos ni siquiera sabían que lo eran. El pasado 8 de octubre, cuando se dio a conocer el fallo de seguridad y el futuro cierre de la red social, le dije a un compañero: “Vaya, Google al final se va a deshacer de Google Plus”. Su respuesta fue: “¿Qué es Google Plus?”. Lo más irónico es que tiene un Android, por lo tanto, una cuenta de Google, por lo tanto, una cuenta en Google Plus. Muchos usuarios de Google Plus ni siquiera sabían que lo eran.

¿Red social?

Luego están los que sí que éramos (somos) conscientes de tener un perfil y le hemos querido dar uso. De verdad, se ha intentado… Pero, ¿cómo? No se sabe realmente qué es o para qué sirve. ¿Se le puede considerar red social si apenas había interacción entre los usuarios? De ser así, ¿era personal o profesional? Su falta de foco y de una utilidad clara para el usuario, sin duda no les ha sido de ayuda a los de Mountain View para salvar a su plataforma social. Quizás su objetivo era competir contra Facebook y Twitter, pero eso no es suficiente.

Al final, muchos la hemos usado para compartir alguna noticia de vez en cuando (cuando nos acordábamos), o la tenemos vinculada a otras aplicaciones para que se publique de forma automática, sin llegar siquiera a acceder a ella directamente.

Es cierto que es fácil hablar a toro pasado, y que son muchos los que están poniéndola verde. No es esa la intención, ni mucho menos. No es agradable hablar de productos que fracasan, en los que además se ha invertido mucho (dinero, tiempo, esfuerzo e ilusión de muchas personas).

Otro ejemplo reciente fueron las Google Glass, un proyecto por el que personalmente apostaba, y que pudo haberse convertido en uno de los productos tecnológicos más importantes de los últimos años. Incluso la revista Time las colocó entre los mejores inventos. Pero Google no logró lo que pretendía.

El fallo de seguridad: preparando su anuncio desde marzo

Lo curioso es que el motivo que ha empujado a Google a cerrar su plataforma no ha sido el reducido número de usuarios, ni ninguno de los problemas mencionados, sino un problema de ciberseguridad.

La propia compañía lo anunciaba esta semana en su blog. Tras una larga introducción y rodeos, explican que como parte de su proyecto denominado “Project Strobe”, han estado revisando aplicaciones de terceros que acceden a datos de Google Plus. Y encontraron un fallo en una de las APIs de la plataforma.

API es la sigla de Application Programming Interfaces (interfaces de programación de aplicaciones), que básicamente son un conjunto de funciones y protocolos informáticos para que los desarrolladores puedan crear programas sin tener que escribir códigos desde cero.

El fallo de seguridad fue descubierto en marzo de 2018, y fue “inmediatamente parcheado”, aseguran. Creen, explican, que ocurrió por la interacción de una API con el consecuente cambio en el código de Google Plus.

el 90% de las sesiones de Google Plus duraban menos de cinco segundos 

Tras un análisis de las dos semanas anteriores al parche del error, descubrieron que 500.000 cuentas pudieron ser afectadas. La compañía asegura que los datos afectados por el fallo están limitados a los campos opcionales de Google Plus, tales como nombre, dirección de email, ocupación, género y edad (ofrecen la lista completa y detalles técnicos aquí).

Aseguran que los datos no salieron de allí, y que no se encontraron evidencias de que esos datos hayan sido utilizados por ningún desarrollador.

La no exposición de esos datos a terceros o ciberdelincuentes es el argumento esgrimido por Google para no haberlo comunicado antes. Algunas personas, sin embargo, no han tardado en recordar que en marzo de este año saltaba el escándalo de Facebook y Cambridge Analytica. Nadie querría quitarles el protagonismo a sus competidores en un momento así.

En el comunicado, explican como uno de los motivos para cerrar la plataforma que el 90% de las sesiones de Google Plus duraban menos de cinco segundos. A todos nos ha pasado que hemos dado al botón equivocado sin querer. Si sumamos a eso el anuncio de una brecha de seguridad en un producto (de por sí infrautilizado), la acción de Google es más que comprensible.

Le diremos adiós definitivamente antes de verano de 2019. Sus responsables han dicho que la desaparición será paulatina. Casi como si nunca hubiera existido… Ah, pero Google Plus no ha muerto del todo. Aún. La versión para empresas seguirá activa.

De lo que no hay duda es de que de los fracasos se aprende, y seguro que Alphabet, el grupo empresarial al que pertenece Google, tomará nota para crear su próxima red social para competir contra Facebook y Twitter.

Periodista especializada en seguridad informática y tecnología. Cofundadora y directora editorial de Bit Life Media, web dedicada a la actualidad de la tecnología, ciberseguridad e innovación. Presentadora de eventos y ponente especializada en seguridad informática y concienciación. Autora de "Ciberseguridad, consejos para tener vidas digitales más seguras".

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