Seguiremos insistiendo una y otra vez en la necesidad de cuidar la información que compartimos e introducimos en la red, de usar contraseñas fuertes y de tener presentes ciertos consejos en materia de ciberseguridad, pero la realidad es que con los datos y la privacidad hay una parte que escapa a nuestro control. ¿Qué papel tienen las empresas y los países en todo ello?

Como bien sabes, en la Unión Europea tenemos el Reglamento General de Protección de Datos, un marco legal que delimita los requisitos que empresas y organizaciones deben cumplir a la hora de recoger, almacenar y gestionar información personal. Sin embargo, a pesar del respaldo general con el que cuenta, la duda está en si la ley sigue siendo eficaz en caso de chocar con la legislación de otros países. La aprobación en 2018 de la “Cloud Act” estadounidense genera sospechas al respecto, pues según explicaba Jules-Henri Gavetti en este artículo, “permite a los Estados Unidos acceder a datos de empresas y usuarios que estén situados en la Unión Europea, vulnerando las garantías del RGPD”.

Si a esa ley le añadimos además la hegemonía que Norteamérica representa en el almacenaje de datos europeos a través de Amazon, Microsoft y Google, nos encontramos ante una situación de absoluta vulnerabilidad dentro del Viejo Continente. ¿Qué hacer al respecto? ¿Cómo ganarles la partida al gigante americano, por un lado, y al chino por otro, ambos a la cabeza de la batalla tecnológica? Creando una infraestructura de datos federados para Europa que se llamará GAIA-X.

¿Qué es GAIA-X?

Se trata de un proyecto impulsado por Francia y Alemania que consiste en la creación de un “almacén” de datos en la nube. Entre los objetivos que se persiguen señalamos:

  • evitar la dependencia de Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud

  • promover la soberanía digital de los países de la UE

  • crear un entorno de confianza abierto y transparente

  • apostar por la innovación

  • reactivar la economía continental tras la crisis sanitaria

El proyecto se presentó en el mes de junio, momento en que se contaba con la participación de una veintena de empresas europeas encargadas de ponerlo en marcha, entre ellas las españolas Amadeus y Gigas.

¿Qué beneficios reportaría al territorio y a sus ciudadanos?

En primer lugar, supondría un gran impulso a la zona euro. Los datos son un activo estratégico que en 2018 representaban el 2,4% del PIB, una cifra que podría duplicarse para el año 2025. Ello llevará consigo la creación de empleo de alto valor añadido y mejorará la eficiencia de las compañías. Según remarca Oliver Waymar, en la actualidad la identidad digital de muchos ciudadanos europeos depende de direcciones de correo extranjeras. Esa dependencia digital es un obstáculo importante a sortear para lograr el éxito económico.

Como clientes, con el desarrollo de Gaia-X veríamos sustancialmente mejorada nuestra experiencia en la red y contaríamos con mayores garantías en lo referente a la privacidad, pues tanto a empresas como a individuos se les permitiría decidir qué datos se recogen, utilizan, guardan o comparten.

¿En qué punto está?

Está en una fase embrionaria, aunque ya hay implicadas cien empresas distribuidas en veinte grupos de trabajo. La empresa española Amadeus, por cierto, lidera el grupo de trabajo sobre espacio de datos europeo de movilidad.

Se esperan las primeras experiencias durante los próximos dos años, aunque la implantación definitiva podría alargarse una década. No debemos pasar por alto el elevado coste que supone su desarrollo. Algunas estimaciones hablan de la cifra de 500.000 millones de euros, cuyos fondos vendrían de fuentes públicas y privadas. No obstante, los beneficios económicos y las garantías con las que empezaríamos a movernos por la red a partir de entonces compensarían con creces la inversión realizada. Seguiremos la pista de los pasos que se vayan dando.

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